jueves, 19 de febrero de 2009

Un día en la vida

Por qué diablos todo lo que creía ayer, hoy simplemente se derrumba...
Amanecí sin ganas de amanecer, a pesar de que ayer fue una velada estupenda con el círculo de lectura y poesía en Donceles 66, hoy simplemente el día no ha podido despegar.
Mucho trabajo y poco entusiasmo para realizarlo, ni hablar, cuando el entusiasmo falla, falla.
Un intenso dolor de cabeza sucumbe mi cerebro y por ende, mis acciones repercuten a sólo querer encerrarme en estás líneas sin siquiera hablar... con nadie... Ni siquiera con él, Sí ni siquiera con ese que siempre espera y exige de mí lo mejor, acciones que siempre valga la pena... pero en estas condiciones me resulta difícil hacer algo, mas bien nada, al menos esta tarde...

I read the news today oh boy
About a lucky man who made the grade
And though the news was rather sad
Well I just had to laugh
I saw the photograph
He blew his mind out in a car
He didn't notice that the lights had changed
A crowd of people stood and stared
They'd seen his face before
Nobody was really sure
If he was from the House of Lords.

I saw a film today oh boy
The English Army had just won the war
[Más Letras en es.mp3lyrics.org/iah]
A crowd of people turned away
but I just had to look
Having read the book.
I'd love to turn you on

Woke up, fell out of bed,
Dragged a comb across my head
Found my way downstairs and drank a cup,
And looking up I noticed I was late.
Found my coat and grabbed my hat
Made the bus in seconds flat
Found my way upstairs and had a smoke,
Somebody spoke and I went into a dream

I read the news today oh boy
Four thousand holes in Blackburn, Lancashire
And though the holes were rather small
They had to count them all
Now they know how many holes it takes
to fill the Albert Hall.
I'd love to turn you on

domingo, 15 de febrero de 2009

Riders on the storm

El boleto marcaba las 8:30 como hora límite, por motivos obvios llegué pasada las nueve. Aunque no sabía muy bien que esperar me entusiasmaba la idea encontrar a los Doors, unas chelas y buenas compañías que cantarían al tiempo que yo. Poco a poco comenzó a hacerse presente “la banda”, esos que nunca faltan, que siempre llegan, que sea como sea están ahí.
Comenzamos a buscar lugar, para ese entonces Los Concorde, coreaban Rompecabezas, aunque a nadie le importó ese hecho. Muchos jóvenes, de 17 a 25 años en su mayoría, abarrotaban el lugar, aunque de ahí en adelante no había límite de edad para estar con las leyendas.
Decidimos abandonar la parte izquierda del escenario, e iniciamos una loca carrera hacia los lugares al centro, que ya para ese entonces lucían completamente abarrotados. En el trayecto sólo escuché decir a de Lozanne: “también nosotros queremos ver a los Doors”.
Como pudimos, nos hicimos dueños de ese espacio, un par de cervezas más, hicieron que la espera, de casi una hora, pareciera más corta. No obstante, los seguidores comenzaron a desesperarse y como es su costumbre a gritar, chiflar y golpear todo lo que les fue posible.
El reloj de la México marcaba las diez, el cielo se observaba maravilloso junto a esa media luna que no dejó de sonreír toda la noche. Las luces apagadas anunciaban el regreso del “rey lagarto” reencarnado en la voz de Brett Scallions.
Break on through fue la rola que abrió el encuentro, todos la hicimos nuestra al momento de vibrar con ella, poco después vinieron los movimientos sugerentes de Scallions, Gina volteo a ver verme con una sonrisa chueca que decía que aquel hombre incitaba a cualquiera, fuera hombre o mujer. Con Love two time creí que Morrison estaba vivo.
Ray Manzarek no dejó de expresar su gusto por México y su tequila al tiempo que daba un sorbo de esta bebida producida por manos campesinas de nuestro país. Así fue como el tecladista se la rifó una vez más. Pronto llegó el turno de Robby Krieger, con sus acordes de Caravana española, para demostrar lo suyo que por supuesto es una habilidad inimaginable con la guitarra.
La cerveza circuló por todo el lugar, al igual que la melodiosa e incitante ¡Touch me!, también la mariguana hizo acto de presencia, su olor provocó que gente de seguridad se internara entre el público a fin de evitar su consumo, aún así su aroma acompañó el resto de la noche.
Los efectos de los truenos y rayos indicaban que ya venían los Riders on the storm, momento mágico, nostálgico, mezcla de “estar pero no estar”. Rápidamente hice un recorrido visual por los alrededores, el mismo escenario predominaba en todos lados, la masa ensimismada y endiosada con esa única canción que creo, fue el clímax de la noche.
Un par de rolas más y por último la seductora Light my Fire. La banda excelente, se comportaron a la altura de lo que son: una leyenda viviente, que aun sin “rey lagarto” hicieron vibrar la mente, el alma y el cuerpo de todos los que vivimos junto con ellos esa fantástica noche.